Avant Prov. Una experiencia de creación colectiva

Entre las muchas cosas que perdí con el exilio una de las que más lamento es haber perdido a mis pares creativos. La creación junto a un colectivo es como la paternidad, el amor por la belleza de un grupo de creadores da lugar a un producto artístico. Así como no se debería procrear con cualquiera no se puede hacer arte con cualquiera. Desde que llegué a Nueva York hace 7 años estuve buscando con quien desarrollar el estilo de teatro laboratorio que practicaba en Venezuela. Ese proceso alquímico que se va dando en cada ensayo y que da lugar a la transmutación del intérprete en personaje. No había conseguido un grupo con quien trabajar hasta que providencialmente fui invitada a participar en una serie de talleres de la compañía Amnesia Wars dirigidos a artistas de todas las disciplinas con la intención de culminar con un espectáculo. Acepté a pesar de mis miedos. Sobre todo, a la reticencia que aun siento a expresarme en inglés -el duelo por la lengua que aun no termino de elaborar- y debo decir que siendo la única latinoamericana también me inquietaba un poco no encajar culturalmente y sentirme como decimos en Venezuela “como cucaracha en baile e’ gallina”. Aun así, me presenté a la primera sesión pautada y me encantó. 3 horas de trabajo de cuerpo como no hacía desde que estaba en Venezuela.

Extrañaba mucho ese proceso de creación/comunicación/evolución con otros y la camaradería que va surgiendo en cada encuentro. En la creación uno se abre emocionalmente tanto a los compañeros de escena como al público y esa apertura inevitablemente crea lazos afectivos.

Cada sesión la disfrutaba aún más, sobre todo porque significaban un reto para mí. Todos los ejercicios estaban basados en la improvisación y yo estoy más acostumbrada al amparo de un texto. Sin embargo, cuando llegó el momento de decidir participar en el espectáculo arrugué y decliné la invitación. Preferí escuchar la voz en mi cabeza que me decía “tu inglés no es tan bueno”, “la vas a cagar”. Nuevamente intervino la providencia y Rob (el director) me preguntó mis razones para abandonar el proceso y me abrí con él y le confesé mis miedos a la lengua y a improvisar a lo que él generosamente contestó que eso no significaba una limitante y que continuara. Me sentí sostenida y confié. Confié en Rob como director, confié en mis nuevos compañeros creadores y confié en mis muchos años de experiencia como intérprete. A la mardita voz que me decía que no soy capaz le dije “¡Esto no es lo que me va a detener a mí!” y volví a los ensayos con más bríos. Me los estoy gozando más que nunca y admito que cuando me entregaron un texto me volvió el alma al cuerpo.

El resultado de esta experiencia es Avant Prov un espectáculo donde un grupo de creadores cumple los dictados de Køvvånng que son canalizados por Rob Reese. Rob es uno de los directores más talentosos con los que he trabajado, con la capacidad de sacar lo mejor de los intérpretes y hacer que confíen en lo que él les propone sin cuestionamientos. Cuando un intérprete está en las manos de un buen director no cuestiona ninguna indicación porque sabe que el propósito del director es explotar todo el talento de los intérpretes y ponerlo al servicio del espectáculo.

Si están en Nueva York vengan a ver un fragmento de Avant Prov en Figment Festival el 4 y 5 de junio en Staten Island. El espectáculo completo estará 12 y 26 de junio y 10 y 17 de julio en Super Secret Arts en Brooklyn. No refunds!